Friday, April 6, 2012

¿Deseas conocer el valor de la sangre de Cristo?


De las Catequesis de san Juan Crisóstomo, obispo 

Si queremos entender el poder de la sangre de Cristo, remontémonos a las figuras que la profetizaron y recordemos los antiguos relatos de Egipto. "Inmolad (sacrifica)", mandó Moisés " un cordero de un año; toma su sangre y rocía las dos jambas y el dintel de la casa.

Si fuéramos a preguntarle ¿Moisés qué quieres decir?, ¿cómo la sangre de un animal irracional, puede salvar al hombre dotado de razón? Su respuesta sería que el poder salvífico no se encuentra en la sangre en sí, sino en el hecho de que es un signo (una profecía) de la sangre del Señor.

Si en aquellos días, el ángel destructor al ver la sangre simbólica en las puertas no se atrevió a entrar, entonces ¿cuánto menor será el acercamiento del diablo ahora cuando ve, la sangre no figurativa en las puertas, pero la verdadera sangre en los labios de los creyentes, las puertas del templo de Cristo.

Si usted desea una prueba más del poder de esta sangre, recuerde de dónde viene, cómo se derramaba de la cruz, fluyendo del costado del Maestro. El Evangelio nos dice que cuando Cristo había muerto, aun colgado en la cruz, un soldado se acercó y le traspasó el costado con una lanza y al instante salió agua y sangre. Agua como un símbolo del bautismo; y sangre como figura de la Sagrada Eucaristía. El soldado abrió el costado del Señor, él violó (abrió una brecha) la pared del templo sagrado, y yo he encontrado el tesoro escondido y lo he hecho mío. Lo mismo ocurre con el cordero: los Judíos sacrificaron la víctima y yo he sido salvado.

Del costado salió agua y sangre Amado oyente, no pases con indiferencia ante tan gran misterio sin pensar, porque tiene otro significado místico, el cual me falta por explicar. Te he dicho que el agua y la sangre eran símbolos del bautismo y de la Sagrada Eucaristía. A partir de estos dos sacramentos es que surge la Iglesia: Con el agua de la regeneración y con la renovación del Espíritu Santo, es decir con el bautismo y de la Sagrada Eucaristía, que han brotado ambos del costado. Del costado de Jesús se formo pues la iglesia, como del costado de Adam fue formada Eva. Por esta misma razón, afirma san Pablo: Somos miembros de su cuerpo, formados de sus huesos, aludiendo con ello al costado de Cristo.

Así como Dios, tomó una costilla del costado de Adán para formar a Eva , Cristo nos ha dado la sangre y el agua de su costado para formar la Iglesia. Así como Dios tomó una costilla de Adán, cuando se encontraba en un sueño profundo, de la misma manera Cristo nos dio la sangre y el agua después de su propia muerte. 


¿Entiende entonces cómo Cristo se ha unido a su esposa y qué tipo de alimentos nos da a todos a comer? Con un mismo alimento hemos nacido y nos nutrimos. Como de la misma manera que una mujer alimenta a su hijo con su propia sangre y la leche, así también Cristo alimenta siempre con su propia sangre, aquellos a quienes él mismo ha hecho renacer.

Consecratio Mundi


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